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Apreciados chicos:

  

Bienvenidos a este nuevo conocimiento. La tecnología y el castellano ahora se unen para que en ti se genere más expectativa hacia aquello que no conoces aún. A través del uso de la tecnología llegarás

al conocimiento creativo del
castellano y a su vez, pretendo que fortalezcas tus conocimientos  sobre el área de tecnología.

A través de este espacio  deseo que cada día que pasa sientas más gusto por la lectura comprensiva y quieras desarrollar los talleres con todo el agrado.

 

EL PODER

EL PODER

«EDUARDO GALEANO»

 Eduardo   Germán Hughes Galeano, nace en Montevideo el 3 de septiembre de 1940. En él conviven el periodismo, el ensayo y la narrativa, siendo ante todo un cronista de su tiempo, certero y valiente, que ha retratado con agudeza la sociedad contemporánea, penetrando en sus lacras y en sus fantasmas cotidianos.     A los 14 años entró en el mundo del periodismo, publicando dibujos que firmaba «Gius», por la dificultosa pronunciación castellana de su primer apellido. Luego empezó a publicar artículos. Se firmó Galeano y así se le conoce. Ha hecho de todo: fue mensajero y dibujante, peón en una fábrica de insecticidas, cobrador, taquígrafo, cajero de banco, diagramador, editor y peregrino por los caminos de América.

 

En las tierras donde nace el río Jurúa, el Mezquino era el dueño del maíz.
Cuando los demás le pedían un granito, se hacía de rogar. Si lo entregaba. lo entregaba asado, para que nadie pudiera sembrarlo.
Fue la lagartija, quien pudo robarle, por  fin un grano crudo. Se deslizó, sigilosa, eludió a las serpientes y a las tarántulas que montaban guardia y se metió el grano en la boca, bien escondido detrás de la muela.
El Mezquino que tenia los granos contados uno por uno, advirtió enseguida la falta de uno.
Atrapó a la lagartija y le desgarró las manos y los pies buscando el grano de maíz. Por eso la lagartija tiene ahora, los dedos larguísimos y son puro dedo sus manos y sus pies.
Como el granito no aparecía, el Mezquino le abrió con tanta furia la boca que desde entonces la lagartija ha quedado con esas fauces enormes, que le nacen de las orejas. El Mezquino hurgó en la boca y no encontró nada. La lagartija se desmayo de dolor.
Cuando despertó era de noche. Pudo escurrirse, mientras el Mezquino dormía y nuevamente eludió a los centinelas. Al amanecer escupió el grano en la tierra de todos. Poco tiempo después, todos participaron de la cosecha.
El Mezquino también era dueño del fuego y se negaba a convidar.
Nunca entregaba un tizón, sin sumergirlo, antes, en el agua.
Un día, el lorito se metió volando en la chacra prohibida.
Se posó sobre una rama y se puso a llorar. Lloraba a grito pelado. El Mezquino le tiraba cuanta cosa tenia a mano y el lorito esquivaba los proyectiles.
_Fuera de aquí. Vete a chillar a otra parte!.
Pero el lorito lloraba cada vez más estrépido.
Fue entonces que el Mezquino le arrojó un tizón encendido.
Era lo que el lorito estaba esperando. Aferró el tizón con su pico que era enorme como un pico de tucán, y huyó por los aires. Voló y voló a toda la velocidad de sus alas, perseguido por una estela de chispas en el cielo. La brasa avivada por el viento, le iba quemando el pico y lo hacia sufrir, pero el lorito no se detuvo.
Mientras tanto el Mezquino batió su tambor mágico y desencadenó un diluvio.
El lorito ya había llegado al bosque. Alcanzó a poner el tizón candente en el hueco de un árbol, lo dejó al cuidado de los otros pájaros y voló a mojarse bajo la lluvia violenta. El agua le alivió los ardores pero perdió así gran pico para siempre. Por eso el lorito tiene el pico curvo y corto; y si se mira bien, se puede ver la quemadura blanca alrededor de los ojos.
Todos los pájaros cubrieron con sus cuerpos el fuego robado.
Los que más cerca estaban del tizón son los que han quedado con el plumaje rojo. Los del plumaje negro solo recibieron solamente humo.

 

 

TALLER

1. Contesta el siguiente crucigrama según la lectura anterior:

 

http://dl.dropbox.com/u/21564854/EL%20PODER.htm

2. ¿Crees que en el mundo hay gente mezquina? explica la respuesta

3. ¿Quién descendió del sol a la tierra?

4. ¿ Para qué descendió?

5. De quién era hijo Bachué?

6. ¿Cómo descendió el dios?

7. ¿Qué aprendió la comunidad con el tiempo?

8. ¿Para qué partió la comunidad?

9. ¿De qué comunidad se está hablando en este video?

10. Cuál era el lugar de origen de Bachué?

 

 

Observe con cuidado el siguiente video y conteste el taller que aparece a continuación

 

1. ¿Por qué se dice que el hombre es la especie dominante en la tierra?

2. ¿De qué manera el hombre inició las primeras formas de comunicación?

3. ¿Qué es el lenguaje?

4. ¿De qué tipos de lenguajes hace uso el hombre para comunicarse?

5.¿De qué manera se produce el lenguaje escrito?

6. ¿A qué se le denomina lenguaje quinésico?

7.¿Qué tipos de lenguaje se pueden dar?

8. ¿Cuáles son las funciones del lenguaje?

9. ¿En qué consiste la función representativa?

10. ¿Cuándo se usa la función expresiva?

11. ¿Que signos de puntuación se usan en esta función?

12. ¿Cuándo aparece la función apelativa? Explique.

13. ¿En qué consiste la función poética?

14. ¿Cuándo se usa esta función?

15. ¿Qué tipo de lenguaje existen?

16. Elabore un mapa conceptual sobre las funciones del lenguaje. Tenga en cuenta los contenidos de los siguientes videos.

 

 

    

MEJOR QUE ARDER

MEJOR QUE ARDER

Clarice lispector

Era alta, fuerte, con mucho cabello. La madre Clara tenía bozo oscuro y ojos profundos, negros.

Había entrado en el convento por imposición de la familia: querían verla amparada en el seno de Dios. Obedeció.

Cumplía sus obligaciones sin reclamar. Las obligaciones eran muchas. Y estaban los rezos. Rezaba con fervor.

Y se confesaba todos los días. Todos los días recibía la hostia blanca que se deshacía en la boca.

Pero empezó a cansarse de vivir sólo entre mujeres. Mujeres, mujeres, mujeres. Escogió a una amiga como confidente. Le dijo que no aguantaba más. La amiga le aconsejó:

-Mortifica el cuerpo.

Comenzó a dormir en la losa fría. Y se fustigaba con el silicio. De nada
servía. Le daban fuertes gripas, quedaba toda arañada.

Se confesó con el padre. Él le mandó que siguiera mortificándose. Ella continuó.


Pero a la hora en que el padre le tocaba la boca para darle la hostia se tenía que controlar para no morder la mano del padre. Éste percibía, nada decía. Había entre ambos un pacto mudo. Ambos se mortificaban. 

No podía ver más el cuerpo casi desnudo de Cristo.

La madre Clara era hija de portugueses y, secretamente, se rasuraba las piernas velludas. Si supieran, ay de ella. Le contó al padre. Se quedó pálido. Imaginó que sus piernas debían ser fuertes, bien torneadas.

Un día, a la hora de almuerzo, empezó a llorar. No le explicó la razón a nadie. Ni ella sabía por qué lloraba.

Y de ahí en adelante vivía llorando. A pesar de comer poco, engordaba. Y tenía ojeras moradas. Su voz, cuando cantaba en la iglesia, era de contralto.

Hasta que le dijo al padre en el confesionario:

-¡No aguanto más, juro que ya no aguanto más!

Él le dijo meditativo:

-Es mejor no casarse. Pero es mejor casarse que arder.

Pidió una audiencia con la superiora. La superiora la reprendió ferozmente. Pero la madre Clara se mantuvo firme: quería salirse del convento, quería encontrar a un hombre, quería casarse. La superiora le pidió que esperara un año más. Respondió que no podía, que tenía que ser ya.

Arregló su pequeño equipaje y salió. Se fue a vivir a un internado para señoritas.

Sus cabellos negros crecían en abundancia. Y parecía etérea, soñadora. Pagaba la pensión con el dinero que su familia le mandaba. La familia no se hacía el ánimo. Pero no podían dejarla morir de hambre.

Ella misma se hacía sus vestiditos de tela barata, en una máquina de coser que una joven del internado le prestaba. Los vestidos los usaba de manga larga, sin escote, debajo de la rodilla.

Y nada sucedía. Rezaba mucho para que algo bueno le sucediera. En forma de hombre.

Y sucedió realmente.

Fue a un bar a comprar una botella de agua. El dueño era un guapo portugués a quien le encantaron los modales discretos de Clara. No quiso que ella pagara el agua. Ella se sonrojó.

Pero volvió al día siguiente para comprar cocada. Tampoco pagó. El portugués, cuyo nombre era Antonio, se armó de valor y la invitó a ir al cine con él. Ella se rehusó.

Al día siguiente volvió para tomar un cafecito.  Antonio le prometió que no la tocaría si fueran al cine juntos. Aceptó.

Fueron a ver una película y no pusieron la más mínima atención. Durante la película estaban tomados de la mano.

Empezaron a encontrarse para dar largos paseos. Ella con sus cabellos negros. Él, de traje y corbata.

Entonces una noche él le dijo:

-Soy rico, el bar deja bastante dinero para podernos casar ¿Quieres?

-Sí-, le respondió grave.

Se casaron por la iglesia y por lo civil. En la iglesia el que los casó fue el padre, quien le había dicho que era mejor casarse que arder. Pasaron su luna de miel en Lisboa. Antonio dejó el bar en manos del hermano. Ella regresó embarazada, satisfecha y alegre. 

Tuvieron cuatro hijos, todos hombres, todos con mucho cabello.

file:///C:/Users/MALENA/Desktop/ACTIVIDADES%20MARISTAS/MEJOR%20QUE%20ARDER.htm

http://www.ceipjuanherreraalcausa.es/Recursosdidacticos/PRIMERO/datos/01_lengua/03_Recursos/02_t/actividades/gramatica/01.htm


EL GENIO Y EL PESCADOR

 

EL  GEENIO  Y  EL  PESCADOR

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ANÓNIMO

Había una vez un pescador de bastante edad y tan pobre que apenas ganaba lo necesario para alimentarse con su esposa y sus tres hijos. Todas las mañanas, muy temprano, se iba a pescar y tenía por costumbre echar sus redes no más de cuatro veces al día. Un día, antes de que la luna desapareciera totalmente, se dirigió a la playa y, por tres veces, arrojó sus redes al agua. Cada vez sacó un bulto pesado. Su desagrado y desesperación fueron grandes: la primera vez sacó un asno; la segunda, un canasto lleno de piedras; y la tercera, una masa de barro y conchas. En cuanto la luz del día empezó a clarear dijo sus oraciones, como buen musulmán; y se encomendó a sí mismo y sus necesidades al Creador. Hecho esto, lanzó sus redes al agua por cuarta vez y, como antes, las sacó con gran dificultad. Pero, en vez de peces, no encontró otra cosa que un jarrón de cobre dorado, con un sello de plomo por cubierta. Este golpe de fortuna regocijó al pescador. —Lo venderé al fundidor —dijo—, y con el dinero compraré un almud de trigo. Examinó el jarrón por todos lados y lo sacudió, para ver si su contenido hacía algún ruido, pero nada oyó. Esto y el sello grabado sobre la cubierta de cobre le hicieron pensar que encerraba algo precioso. Para satisfacer su curiosidad, tomó su cuchillo y abrió la tapa. Puso el jarrón boca abajo, pero, con gran sorpresa suya, nada salió de su interior. Lo colocó junto a sí y mientras se sentó a mirarlo atentamente, empezó a surgir un humo muy espeso, que lo obligó a retirarse dos o tres pasos. El humo ascendió hacia las nubes y, extendiéndose sobre el mar y la playa, formó una gran niebla, con extremado asombro del pescador. Cuando el humo salió enteramente del jarrón, se reconcentró y se transformó en una masa sólida: y ésta se convirtió en un Genio dos veces más alto que el mayor de los gigantes. A la vista de tal monstruo, el pescador hubiera querido escapar volando, pero se asustó tanto que no pudo moverse. El Genio lo observó con mirada fiera y, con voz terrible, exclamó: —Prepárate a morir, pues con seguridad te mataré. —¡Ay! —respondió el pescador—, ¿por qué razón me matarías? Acabo de ponerte en libertad, ¿tan pronto has olvidado mi bondad? —Sí, lo recuerdo —dijo el Genio—, pero eso no salvará tu vida. Sólo un favor puedo concederte. —¿Y cuál es? —preguntó el pescador. —Es —contestó el Genio— darte a elegir la manera como te gustaría que te matase. —Mas, ¿en qué te he ofendido? —preguntó el pescador—. ¿Esa es tu recompensa por el servicio que te he hecho? —No puedo tratarte de otro modo —dijo el Genio—. Y si quieres saber la razón de ello, escucha mi historia: “Soy uno de esos espíritus rebeldes que se opusieron a la voluntad de los cielos. Salomón, hijo de David, me ordenó reconocer su poder y someterme a sus órdenes. Rehusé hacerlo y le dije que más bien me expondría a su enojo que jurar la lealtad por él exigida. Para castigarme, me encerró en este jarrón de cobre. “Y a fin de que yo no rompiera mi prisión, él mismo estampó sobre esta etapa de plomo su sello, con el gran nombre de Dios sobre él. Luego dio el jarrón a otro Genio, con instrucciones de arrojarme al mar. “Durante los primeros cien años de mi prisión, prometí que si alguien me liberaba antes de ese período, lo haría rico. Durante el segundo, hice juramento de que otorgaría todos los tesoros de la tierra a quien
pudiera liberarme. Durante el tercero, prometí hacer de mi libertador un poderoso monarca, estar siempre espiritualmente a su lado y concederle cada día tres peticiones, cualquiera que fuese su naturaleza. Por último, irritado por encontrarme bajo tan largo cautiverio, juré que, si alguien me liberaba, lo mataría sin misericordia, sin concederle otro favor que darle a elegir la manera de morir.” —Por lo tanto —concluyó el Genio—, dado que tú me has liberado hoy, te ofrezco esa elección. El pescador estaba extremadamente afligido, no tanto por sí mismo, como a causa de sus tres hijos ,y la forma de mi muerte, te conjuro, por el gran nombre que estaba grabado sobre el sello del profeta Salomón, hijo de David, a contestarme verazmente la pregunta que voy a hacerte. El Genio, encontrándose obligado a dar una respuesta afirmativa a este conjuro, tembló. Luego, respondió al pescador: —Pregunta lo que quieras, pero hazlo pronto. —Deseo saber —consultó el pescador—, si efectivamente estabas en este jarrón. ¿Te atreves a jurarlo por el gran nombre de Dios? —Sí —replicó el Genio—, me atrevo a jurar, por ese gran nombre, que así era. —De buena manera —contestó el pescador— no te puedo creer. El jarrón no es capaz de contener ninguno de tus miembros. ¿Cómo es posible que todo tu cuerpo pudiera yacer en él? —¿Es posible —replicó el Genio— que tú no me creas después del solemne juramento que acabo de hacer? —En verdad, no puedo creerte —dijo el pescador—. Ni podré creerte, a menos que tú entres en el jarrón otra vez. De inmediato, el cuerpo del Genio se disolvió y se cambio a sí mismo en humo, extendiéndose como antes sobre la
playa. Y, por último, recogiéndose, empezó a entrar de nuevo en el jarrón, en lo cual continuó hasta que ninguna porción quedó afuera. Apresuradamente, el pescador cogió la cubierta de plomo y con gran rapidez la volvió a colocar sobre el ron. —Genio —gritó—, ahora es tu turno de rogar mi favor y ayuda. Pero yo te arrojaré al mar, donde te encontrabas. Después, construiré una casa playa, donde residiré y advertiré a todos los pescadores que vengan a arrojar sus redes, para que se de un Genio tan malvado como tú, que has hecho juramento de matar a la persona que te ponga e libertad. El Genio empezó a implorar al pescador —Abre el

jarrón —decía—; dame la libertad te prometo satisfacerte a tu entero agrado. —Eres un traidor —respondió el pescado. volvería a estar en peligro de perder mi vida, tan loco como para confiar en ti.

 


TALLER

el genio y el pescador

 

 

http://dl.dropbox.com/u/21564854/EL%20GENIO%20Y%20EL%20PESCADOR.htm

Después de leer comprensivamente la  anterior lectura conteste el siguiente taller:

1. Elabore un cuadro de las palabras con tilde, según correspondan: agudas, graves o esdrújulas.

2. Extraiga 10 oraciones afimativas de la lectura y páselas a la forma negativa

3. Copie en el cuaderno las oraciones interrogativas del cuento.

4. ¿Por qué el genio fue castigado?

5. Realice un cuadro comparativo de las acciones reales y de las acciones ficticias del cuento

6. Cuente el cuento en tiras cómicas

7. ¿Será que el pescador se comportó de manera correcta con el genio? explique la respuesta.

http://dl.dropbox.com/u/21564854/Copia%20de%20EL%20GENIO%20Y%20EL%20PESCADOR.htm

LA MAGIA DE LOS LIBROS

 

LA MAGIA DE LOS LIBROS

Liana Castello

Argentina

Hace muchos años, en un pueblito llamado “El buen leer” ocurrió un hecho muy curioso. Cuenta la historia que los habitantes del pueblo amaban la lectura. En todos los hogares había una biblioteca, por pequeña que fuera. Ningún niño se iba a la cama sin haber leído o escuchado un cuentito de boca de sus papás. Los libros vivían felices pasando de mano en mano. Sabían que, gracias a ellos, los niños aprendían, soñaban e imaginaban. Pasaban sus días alegremente, haciéndose compañía unos a otros.

En esos tiempos, un libro era un excelente regalo de cumpleaños, incluso Papá Noel llenaba su bolsa con ejemplares de todos los tamaños y colores. Cierto día, llegó al pueblito una bruja que no había tenido la suerte de poder leer en su infancia y a quien sus papás jamás le habían contado un cuentito.

Se instaló en una casa alejada con una televisión como única compañía. Como se aburría bastante, comenzó a observar a toda
os y cada uno de los habitantes del pueblo, todos eran cultos, divertidos y con una imaginación prodigiosa. Quiso entablar conversación con sus vecinos y a pesar de ser muy bien recibida, al tiempo se dio cuenta que poco tema tenía para compartir.

No era lo mismo hablar de aquello que veía en la televisión que de historias fantásticas, de misterio o de amor. La brujita sintió
envidia por todo aquello que desconocía y que tanto enriquecía a la gente del pueblo. Decidió entonces que, para estar en igualdad de condiciones, haría desaparecer todos los libros de “El buen leer”.

– ¡Hablaremos de las mismas cosas!. ¡Ya nadie sabrá más que yo, ahora seremos todos iguales! –dijo para sí.

La decisión más acertada hubiera sido comenzar a leer ella también, pero la envidia es un pésimo sentimiento que sólo nos hace tomar decisiones equivocadas.

Preparó una pócima maloliente y tomó su escoba. Sobrevoló todo el pueblo salpicando con el líquido verde cada hogar, cada escuela, cada libro. En pocos minutos, todos los libros del pueblo habían desaparecido y habían sido reemplazados por televisores. Nadie entendía lo ocurrido.

Las bibliotecas comenzaron a caerse debido al peso de los aparatos. Los niños se acostaban tristes, ya que sus papás no podían leerles un cuento. En poco tiempo la fisonomía del pueblo cambió. Los niños soñaban cosas feas, imaginaban poco, y comenzaban a olvidar palabras y datos importantes que habían aprendido.

Todo el pueblo se iba empobreciendo día a día. Ir a la escuela se complicaba pues sin libros, no era fácil estudiar. Las mamás cocinaban sólo cosas muy sencillas pues las mejores recetas que atesoraban en valiosos libros ya no estaban. Los jueces estaban en problemas, pues no recordaban de memoria todas las leyes y no podían aplicarlas como era debido.

La única que estaba feliz era la envidiosa brujita quien ahora sentía que no era tan diferente al resto de la gente. Pero sabido es que lo que no se hace con amor, no funciona.

La brujita enfermó. Comenzó a dolerle mucho la pancita y tuvo que llamar al médico del pueblo.

– Yo debería recetarle un remedio, pero la dosis justa se encontraba en el libro de medicina que ya no tengo, no creo poder hacer mucho –le dijo el doctor revisándola.

– No importa –dijo la brujita- iré a la farmacia, seguro allí podrán ayudarme.

Llegó a la farmacia tomándose la panza pues le dolía mucho, tampoco tuvo éxito.

– Lamento no poder ayudarla –dijo el farmacéutico –todos los remedios venían con un libro de indicaciones que ha desaparecido.

– Bueno, no importa, ya pasará –contestó orgullosa la bruja.

Regresó a su casa, dispuesta a acostarse y ver un rato de televisión para ver si se distraía y se le calmaba el dolor, pero no pudo hacerlo porque se había cortado la luz. El aburrimiento era mucho, las horas no pasaban más y el dolor tampoco.

– ¿Qué puedo hacer? -se preguntaba la dolorida brujita, quien sin televisión se sentía perdida.

Mientras tanto, la gente del pueblo extrañaba sus amados libros, para quien conoce el valor de la lectura, sabe bien que no hay televisión que reemplace un buen libro.

– Algo debemos hacer –dijo el alcalde muy preocupado- no puede ser que nos resignemos a no leer más, no me explico qué ha pasado con los libros.

– Hemos buscado por todas partes y nada encontramos –comentó un niño.

– Yo creo que la bruja algo tiene que ver en todo esto. Al poco tiempo que ella llegó desaparecieron todos y cada uno de nuestros libros – agregó un papá.

– ¡Es cierto! –dijo el alcalde- averiguaremos si ha sido ella y le daremos un buen escarmiento –propuso.

– ¿Irá a prisión? –preguntó el niño.

– ¡Y sin televisión! –contestó el alcalde.

Todo el pueblo

comenzó a acusar a la brujita y a proponer diferentes castigos para ella.

Todos, menos el niño que pensaba bien distinto.

– ¡Esperen, esperen! – gritó el niño para que todos lo escuchen- esto no es lo que nos han enseñado los libros.

De ellos hemos aprendido el valor de la justicia y de la palabra, déjenme a mí,

verán que pronto todo vuelve a la normalidad. Todos callaron y el alcalde le permitió al pequeño que se ocupara del asunto.

Entusiasmado con su misión, el niño fue a visitar a la brujita, quien seguía molesta por su dolor de panza. Golpeó la puerta, se

presentó y al ver su cara de dolor, le preguntó en qué podía ayudarla.

– En nada, pequeño, no eres doctor, ni farmacéutico, y aún menos electricista para arreglar el corte de luz –le dijo la bruja muy seria.

– Si estuviese

entretenida, el dolor pasaría más pronto –contestó el pequeño.

– Tu lo has dicho, pero ya ves, no puedo ver televisión, por lo

tanto me aburriré mucho y tu nada puedes hacer al respecto.

– No crea señora, tengo una idea –dijo el niño. Le pidió que se sentase en un sillón y le contó uno de los cuentos que sus papás le habían leído muchas noches.

De a poco, el dolor se fue pasando. La magia del cuento fue envolviendo el corazón y la imaginación de la brujita, quien se transportó por un instante a tierras lejanas y desconocidas. Por primera vez en su vida, alguien le contaba un cuento, le regalaba una historia, un momento compartido, le abría las puertas a un mundo desconocido y hermoso.

 

– Bella historia por cierto ¿En qué programa de televisión la has visto? –preguntó la asombrada brujita.

– Es un cuento, mi preferido. Me lo leían mis papás casi todas las noches, por eso lo sé de memoria. Bueno, antes de que todos los libros desaparecieran claro está- contestó triste el pequeño.

– ¿Tienes otro para contarme? –pidió la brujita entusiasmada. Entre príncipes, princesas, sapos encantados y valientes caballeros, la tard

e pasó tan rápido que ninguno de los dos se dio cuenta.

El niño volvió a su casa. En su camino de regreso se dio cuenta que no había preguntado nada acerca de la desaparición misteriosa de los libros, pero igual estaba contento, sentía que había hecho algo importante. Al despedir al pequeño, la brujita ya sola en su casa, recordó cada una de las historias relatadas por el niño y sobre todo, recordó la magia que la había envuelto mientras las escuchaba.

Se dio cuenta que nunca, jamás, un programa de televisión había despertado en ella tal sentimiento y decidió enmendar su error. Volvió a preparar una pócima, pero esta vez con efecto contrario. Tomó su escoba y volvió a sobrevolar todo el pueblo.

Al poco tiempo, todos y cada uno de los libros volvieron a su lugar.

El amanecer encontró a cada biblioteca poblada de ejemplares. Hogares, colegios, librerías, todos volvían a tener sus libros como si jamás hubiesen salido de allí. Nadie fue a prisión sin televisión y nunca supieron bien cómo y por qué los libros habían desaparecido. Suponían que la brujita algo había tenido que ver en el asunto, pero ya no importaba.

Ahora era ella quien tenía la biblioteca más completa del pueblo, leía cuanto podía y se sentía feliz. La brujita aprendió mucho leyendo: historia, geografía, literatura, pero lo más importante fue que supo que nada en el mundo reemplaza la magia de un libro sostenido entre las manos o de un hermoso cuento leído por un ser querido.

TALLER    

La magia de los libros

Contesta las siguientes preguntas después de haber leído comprensivamente el cuento:

1.¿A quién le dan características humana en el cuento?

2. ¿Para qué sirven los libros según el cuento?

3. Organice en orden alfabético las siguientes palabras del cuento

magia, mundo, maloliente, muchos, muy, misteriosa, mientras, medicina, memoria, misterio, manos, momento.

4. ¿Qué diferencias hay entre las familias del cuento y las familias nuestras?

5. ¿Por qué a la bruja le deba dificultad dialogar con las personas de aquel pueblo?

6. ¿Qué hizo que la bruja  cambiara  de idea acerca de los libros y la lectura?

7. ¿ Qué sentimientos negativos se encuentran en el cuento? Explique por qué

8.  Reflexione, en la actualidad ¿ cómo sería el pueblo ideal para que la gente viva en paz?

9. ¿Por qué el niño siendo tan pequeño era una persona culta a diferencia de la bruja?

10. Según la acentuación dónde podemos clasificar a las siguientes palabras:

había, sentía, podía, tenía, geografía, librería, pasaría, día, leído.

11. Las anteriores palabras del cuento sepárelas por sílabas y diga si son bisílabas, trisílabas o polisílabas

 

EL MAGO CARRACUCLÁS

Martín Moreno Sagrario

España

El mago Carracuclás, era el mago de los libros, estaba muy triste porque los niños, habían dejado de leer, él lo sabía porque cada vez, que un niño leía un libro, se encendía una lucecita en su castillo y hacía mucho tiempo que no se encendía ninguna.

-¿Qué pasará? A mi amiga el hada de los cuentos tengo que llamar ella me lo dirá.

Y llamó al hada Celeste, El hada fue enseguida al castillo de su amigo, el mago Carracuclás la estaba esperando.

-Pasa querida amiga, me alegro mucho de verte te he llamado
para preguntarte si sabes ¿por qué los niños han dejado de leer?

-Sí que lo sé, el Brujo Malacabrú es un brujo muy malvado que odia los cuentos, muchas veces ha intentado destruirlos, pero nunca lo lograba porque yo no lo dejaba, un día muy enfadado vino hacia mi y me dijo:

-Por tu culpa los niños siguen leyendo cuentos, y la magia y la fantasía sigue con ellos pero será por poco tiempo, mi magia hará que no vuelvan a leer más.

-No pude hacer nada querido amigo Carracuclás

Su magia a todos los lugares llegó
Y a todos convenció, nadie leía ya.
Se aburrían se lo pasaban mal
Y los libros quedaron olvidados en las estanterías y en las librerías.

El mago Carracuclás no podía creer lo que estaba oyendo.

-No puede ser.

La magia del brujo no puede vencer
Los libros no son aburridos
Cuando lees, sucede algo mágico, sin moverte del lugar, puedes viajar, reír, llorar, jugar. Tienen que comprender que leyendo se lo pasaran bien.

-Tienes razón amigo Carracuclás

Y tengo una idea que creo que funcionará

-Dime cual es, y enseguida lo haré.

-Verás, querido amigo irás a todos los lugares donde haya niños y de nuevo, les enseñarás la magia que tienen los libros.

Cuando abras un libro delante de ellos sus personajes verán, sus historias querrán saber y para eso tendrán que leer.

-¡Que buena idea! Hada Celeste, enseguida empezaré y el brujo Malacabrú, comprenderá que  la lectura nunca desaparecerá.

El mago Carracuclás, fue a todos los lugares donde había niños y cuando les enseñaba los libros les hacía ver su magia y cantando les decía:

Soy el Mago Carracuclás
Que os viene a enseñar
Que los libros son amigos
Que no tenéis que olvidar.

Y los niños contagiados por el mago decían ilusionados.

-¡Mirad! cuantos personajes hay, ¿Qué historias tendrán? ¿Qué les pasará? Nos queremos enterar.

-Solo hay una forma de saberlo, decía el mago sonriendo, TENDREÍS QUE LEERLO

Y cuando lo leían los niños decían:

-Este libro es muy divertido, me lo he pasado muy bien cuando lo he leído

Otro decía.

-Yo he terminado de leer uno de aventuras, con él me lo he
pasado genial, te lo dejaré para que te lo pases igual de bien.

Los niños con los libros ya no se aburrían ahora se divertían y en el castillo del Mago Carracuclás muchas lucecitas estaban encendidas.

-¡Que contento estoy! La magia del brujo no ha servido para nada, los libros tienen mucho más poder que él, nunca podrá con la AVENTURA DE LEER.

Y el Mago Carracuclás siguió enseñando a los niños la gran magia que tienen los libros.

Un día llegó con un libro muy especial.

Mirad, niños este libro, hace más de cuatrocientos años que se escribió, Miguel de Cervantes fue su autor, y Don Quijote de la Mancha lo tituló, os animo a leerlo, sus personajes os esperan
dentro. Tenéis que conocerlos.

Y los niños animados lo leían, se lo pasaban bien, y sobre todo ¡SE DIVERTÍA  

TALLER

Observa el siguiente video y piensa por qué debemos esforzarnos en la vida para salir adelante.

1. Ordena alfabéticamente las siguientes palabras:

Carrucuclás, Cervantes, celeste, castillo, conocerlos, cuatrocientos, contento, cuentos, convenció, culpa creer, cuando.

2. ¿Qué es lo mágico que sucede cuando las personas leen?

3. ¿De qué manera el mago Carrucuclás  se daba cuento que los niños si estaban leyendo?

4. ¿ Cuál fue el libro  que el mago invitó a los niños para que leyeran?

5. ¿Será posible que los libros algún día desaparezcan? Explique

6. ¿Por qué  será que a los niños en la actualidad  leen tan poco?

7. ¿Cuál es el mejor libro que se  ha leído? Por qué?

http://cvc.cervantes.es/ensenanza/actividades_ave/nivelIII/actividades/actividad_04.html?id=10

 

LA BRUJA QUERÍA VOLAR

Lidya Gimenez  Llort

España

 

Hubo una vez una bruja que quería volar pero ni siquiera tenía escoba. Visitó al gran brujo para preguntarle qué debía hacer para conseguir alcanzar su sueño…

_Debes ir en busca de alguien joven, soñador, valiente, vivaz, con ganas de compartir y disfrutar junto a los demás. Por cada duda que albergue conseguirás, aquella noche, robarle un hilacho de su fuerza y así, poco a poco, podrás ir reuniendo hebras para tu escoba.

La bruja así lo hizo pero al poco regresó decepcionada.

_Hice lo que me dijiste…pero la escoba casi no alcanza a despegar del suelo-le dijo enojada al gran brujo.

_La persona que escogiste era demasiado joven…mejor busca entre los adolescentes… alguno habrá con miles de dudas…con el corazón debatiéndose por un nuevo amor o con el corazón partido, aturdido ante decisiones difíciles de su paso de niño a adulto o decisiones obligadas y demasiado apresuradas que necesitarían más calma y tiempo porque deciden su futuro, alguien con demasiadas ilusiones no compartidas, con un espejo que le muestre una imagen diferente a la que quiere o demasiado adulto entre tanto niño de su misma edad aún por crecer…con demasiados buenos amigos que no le entienden o ni siquiera le escuchan…Y aunque no lo creas, de esos, de esos encontrarás muchos…

La bruja marchó caminando, dudosa de la posibilidad de lograr con éxito tan difícil tarea. Vagó por las calles de día, entre los jóvenes, disfrazada de pobre vieja… pero el sol lucía demasiado hermoso y todos los adolescentes, aún estando llenos de dudas, mostraban su cara más juvenil y alegre.

Pasaron los días hasta que recordó que el brujo le habló de la noche… y así descubrió que era justo de noche, en medio de la oscuridad cuando la falta de luz les volvía ciegos. Allí dentro de sus casas, encerrados en sus habitaciones, sucumbían a sus temores y cuando les llegaba el sueño…las dudas se sucedían unas tras otras…y amontonadas se convertían en una montaña imposible de escalar.

Ese era el momento, cuando la fortaleza de la luz del sol dejaba de alentar la fuerza interior, cuando la fe en sí mismos les abandonaba dejándoles a la merced de la oscuridad de la noche…ese era el momento en el que ella debía actuar…

La bruja se apresuró a arrebatar a uno y a otro pequeños hilachos de juventud, de fuerza interior abandonada en medio de la oscuridad…aprovechando la vulnerabilidad de la duda, la flaqueza de la fuerza interior, la falta de fe… Hilachos tras hilacho cada noche la escoba iba cobrando forma, pero aún así, con la primera luz del sol de la siguiente mañana, la escoba se deshilachaba…

La bruja se preguntaba por qué. Una noche, decidió no arrebatar ningún hilacho…y en lugar de eso se sentó al lado del joven que parecía más aturdido para así entender qué era lo que lograba romper el hechizo. Pero el joven no hablaba, estaba callado, sólo escuchaba…escuchaba las palabras de un hombre.

Y a pesar de todo su aturdimiento, a la mañana siguiente, el joven, mirándose frente al espejo sonreía con la fuerza interior del que se mira en el espejo recién levantado y a quien el descanso del sueño le ayuda a recordar la necesidad de creer en si mismo, a pesar de los pesares, sabiendo cuál es el camino para hacer lo que está bien…recordando la necesidad de creer en sí mismo, de mantener la fe, de levantar la cabeza y mostrarle al mundo que aún tiene orgullo.

Salir a la calle e ir a por lo que quiere, sin permitir que se crucen en su camino, sabiendo que logrará ser un campeón sólo si logra mantener la fe, porque no sólo hay que decirlo si no que hay que creer en ello, darse una nueva oportunidad y esperar un poco, porque sólo es cuestión de tiempo para ver como la confianza llega y vence.

Cuando el joven marchó, la bruja se quedó allí, estupefacta, quieta, delante del espejo, con cara sorprendida ante la inmensa sabiduría de aquellos pensamientos. Y recordó entonces todas las palabras de aquella noche…Se miró, se miró en el espejo y miró lo que estaba haciendo en esos momentos.

Encontró un pequeño momento para analizarse a si misma, para ver el modo en que vivía cada día, para poner su vida en orden…para reencontrarse consigo misma…

Y gritó, gritó con todas sus fuerzas….para que la fe se metiera en su interior, tal como aquel hombre por la noche le había dicho cantando al joven, para que la fe y el amor se metieran en su interior a través del corazón…porque no necesitaba robar hilachos de fuerza interior a ningún joven para conseguir su sueño, ella misma podía flotar en el cielo, en lo más alto, cualquier camino que tomara le permitiría hacerlo, con sólo intentarlo…pero debía creer, creer y tener fe…

La bruja cogió unas tijeras y cortó parte de su larga melena para que sus propios cabellos hicieran de hebras de lo que había de ser su escoba. Desde entonces, por las noches, algunos dicen ver a una bruja volar, subida a una escoba medio deshilachada, como su propia melena, cruzando por delante de la luna…

Es ella, es la bruja que se acerca a la luna y a la estrella que más brilla en el cielo, para pedirles, por favor, que no dejen de iluminar el camino en medio de la oscuridad de la noche, porque los jóvenes necesitan que su luz continúe alentando su fuerza interior, alimentando su fe, para que éstas no se desvanezcan fundidas en el negro de la noche y así logren mantener su confianza hasta que lleguen otra vez los primeros rayos de luz que les trae el alba.

TALLER

Conteste el siguiente cuestionario según la lectura anterior:

1. ¿Qué debía hacer la bruja para obtener la escoba que tanto necesitaba?

2. ¿Qué características debía tener el joven que la bruja requería?

3. Qué será lo que les pasa a los adolescentes cuando viven llenos de dudas?

4. ¿Cuál era el momento exacto de coger a los adolescentes llenos de dudas?

5. ¿De qué manera la escoba de la bruja iba tomando forma?

6. ¿Cuál es la única forma que los jóvenes llegan a ser campeones?

7. ¿Por qué será que  las brujas sueñan todo el tiempo con volar?

8. ¿Por qué las brujas siempre buscan a los jóvenes para hechizarlos?

9. Recree el cuento a través de dibujos animados.

 

EL PLAPLA

María Elena Walsh

Argentina

Felipito Tacatún estaba haciendo los deberes. Inclinado sobreel cuaderno y sacando un poquito la lengua, escribía enruladas emes, orejudas eles y elegantísimas zetas.
De pronto, vio algo muy raro sobre el papel.
–¿Qué es esto?– se preguntó Felipito, que era un poco miope, y se puso un par de anteojos.
Una de las letras que había escrito se despatarraba toda y se ponía a caminar muy oronda por el cuaderno.
Felipito no lo podía creer, y sin embargo era cierto: la letra, como una araña de tinta, patinaba muy contenta por la página.

Felipito se puso otro par de anteojos para mirarla mejo

r.
Cuando la hubo mirado bien, cerró el cuaderno asustado y oyó una vocecita que decía:
–¡Ay!
Volvió a abrir el cuaderno valientemente y se puso otro par de anteojos, y ya van tres. Pegando la nariz al papel preguntó:
–¿Quién es usted, señorita?
Y la letra caminadora contestó:
–Soy una Plapla.
–¿Una Plapla? – preguntó Felipito asustadísimo –¿Qué es eso?
–¿No acabo de decirte? Una Plapla soy yo.
–Pero la maestra nunca me dijo que existiera una letra llamada Plapla, y mucho menos que caminara por el cuaderno.
–Ahora ya lo sabes. Has escrito una Plapla.
–¿Y qué hago con la Plapla?
–Mirarla.
–Sí, la estoy mirando pero ¿y después?
–Después, nada.
Y la Plapla siguió patinando sobre el cuaderno mientras cantaba un vals con su voz chiquita y de tinta.
Al día siguiente, Felipito corrió a mostrarle el cuaderno a su maestra, gritando entusiasmado:
–¡Señorita, mire la Plapla, mire la Plapla!

La maestra creyó que Felipito se había vuelto loco. Pero no.

Abrió el cuaderno, y allí estaba la Plapla bailando y patinando por la página y jugando a la rayuela con los renglones.
Como podrán imaginarse, la Plapla causó mucho revuelo en el colegio.
Ese día nadie estudió.
Todo el mundo, por riguroso turno, desde el portero hasta los nenes de primero inferior, se dedicaron a contemplar a la Plapla.
Tan grande fue el bochinche y la falta de estudio, que desde ese día la Plapla no figura en el Abecedario.
Cada vez que un chico, por casualidad, igual que Felipito, escribe una Plapla cantante y patinadora la maestra la guarda en una cajita y cuida muy bien de que nadie se entere.
Qué le vamos a hacer, así es la vida.
Las letras no han sido hechas para bailar, sino para quedarse quietas una al lado de la otra, ¿no?

                                                                                                                                         (María Elena Walsh)

 

ESTE ERA UN GATO

Dora Alonso

Cuba

Este era un gato barcino, de grandes bigotes, uñas larguísimas y rabo largo, largo y flaco reflaco. No era bonito el gato, pero era joven y estaba siempre muy alegre y deseoso de hacer cosas nuevas.

Como ese gato cambiaba tanto de opinión, una vez se le ocurrió que ya estaba bueno de correr detrás de los ratones. Pensativo, se encaramó en el tejado, miró a todas partes y se dijo que el mundo era demasiado grande para dedicar toda la vida a cazar ratas, hacer runrún y maullar en distintos tonos.

 El gato, de momento, se mantuvo indeciso entre ser aviador o hacerse músico. Al final lo echó a suerte diciendo: ¡Tin marín de dos pingüé!¡Cúcara mácara títere fue! 

Pero terminó queriendo ser equilibrista. “Seré prestidigitador, maromero, mago y trapecista. Algo seré en el mundo, además de gato.”

Al principio todos se burlaban, al verlo siempre con la cabeza llena de chichones, porque en cuanto montaba la bicicleta o caminaba en la cuerda floja… ¡cataplún!, se iba al suelo, de donde se levantaba cojeando y lleno de golpes, pero sin darse por vencido.

 “¿Qué importan los golpes? Eso pasará. Nada me hará retroceder”.

Pasaba el tiempo y los mirones, cansados de verlo hacer la misma cosa todo el tiempo, lo dejaron solo, acabando por olvidarse del aprendiz de equilibrista.

–          Es un gato chiflado- se burlaban- Un gato completamente loco.

La sorpresa fue grande cuando, al cabo de muchos meses, vieron en un circo al gato barcino, que exhibía un traje que tenía bordado un corazón en medio del pecho, y con un bonito lazo rojo en el cuello. Entre aplausos, el gato caminó la cuerda floja sobre dos ruedas e hizo maravillas lanzando al aire chambelonas de menta, piña, fresa y limón, que volaban en sus manos sin fallar una sola vez.

Pero no crean ustedes que después de aquel éxito el gato quedó satisfecho. Como era tan inquieto, volvió al tejado para imaginar nuevas aventuras.

¿Quién puede adivinar lo que hace el gato en este momento?

TALLER

Resuelva el siguiente taller sobre los verbos en futuro

http://www.indiana.edu/~call/ejercicios/prac_futuro01.htm

Describir es explicar, de forma detallada y ordenada, ¿cómo son las personas, los lugares o los objetos. La descripción sirve sobre todo para ambientar la acción y crear una atmósfera que haga más creíbles los hechos que se narran. Muchas veces, las descripciones contribuyen a detener la acción y preparar el escenario de los hechos que siguen.


http://www.indiana.edu/~call/ejercicios/prac_futuro01.htm

1. Describa el gato de esta historia

2. Extraiga del cuento 6 oraciones afirmativas y páselas a la forma negativa

3. ¿Qué le molestaba  al gato  de su forma de vida?

4. ¿Qué deseaba hacer el gato para cambiar su situación?

5. ¿Qué pensaban las personas al ver el gato en su nuevo aprendizaje?

6.  ¿Qué pueden los jóvenes, aprender de este gato?

7. Trascriba las oraciones negativas que hay en este cuento.

 

EL SILENCIO DE LAS SIRENAS

Franz kafka

Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:

Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.

En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.

Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.

Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.